Bartolomé Rodríguez López y El Último Paraíso de “Montaña Las Tierras” en Guayadeque (Ingenio)
Artículo de Antonio Estupiñán Sánchez
4 de Agosto de 2016
En el mundo entero es archiconocida, a través de todos los medios de comunicación, la famosa “Roca Volcánica de Montaña Las Tierras”, ésta panorámica, espectacular e impresionante roca natural de 150 metros de altura, tiene su epicentro en éste cauce milenario e histórico del famoso barranco de Guayadeque entre Cueva Bermeja y la Caldera de Los Marteles. La misma se erigió dentro del tercer ciclo magmático de la era Cuaternaria (hace un millón de años) y está compuesta de basaltos y piroclastos que en el proceso de enfriamiento cubrió en su mayor parte, en una auténtica “mole” de roca viva, precedida  en su parte inferior de su base por un duro “bermejo volcánico”. Los geólogos que han visitado ésta zona, dicen que a través de éste lugar rodeado de impresionantes montañas que bordean “Montaña Las Tierras”, existen vestigios de los “tres ciclos volcánicos que formaron la isla de Gran Canaria”, con una antigüedad de unos 14 millones de años.
El barranco de Guayadeque fué un auténtico paraíso terrenal de cuya tupìda vegetación ocupó sus más de 30 kilómetros de largo, desde el centro de la isla hasta su desembocadura en las cercanías de Playa del Burrero, siendo éste vergel con sus cientos de manantiales de aguas cristalinas y medicinales un lugar privilegiado de nuestros pasados aborígenes que ocupó el tercer asentamiento más importante de la isla, su recorrido selvático  a través del Guayadeque duró hasta el comienzo del pasado siglo XX. En la actualidad configuran la belleza geológica de su profundo valle-barranco con un 20% de su antaño vergel, sobresaliendo majestuosamente “Montaña Las Tierras” como el último paraíso en forma de roca-viviente que se abre al fondo de su frondoso barranco.
Bartolomé Rodríguez López,  con sus cerca de 90 años de edad,  fue uno de los primeros pobladores modernos que habitó éste lugar hasta nuestros días, siendo por lo tanto uno de los últimos descendientes que dio vida y leyenda a éste paraje misterioso y panorámico de “Montaña Las Tierras”, donde “escarbó” y picó la dura roca bermeja, durante muchos años en compañía de su esposa doña Francisca Bordón Martel e hijos hasta lograr poner un típico restaurante que a lo largo de los años fuera un referente único por sus inigualables cualidades pictóricas como “cueva-restaurante”, siendo en la actualidad visitado por cerca de 200.000 turistas anuales de los cinco continentes, constituyendo éste legendario valle-mirador natural de  inigualables bellezas geológicas,  en unas alturas que se aproximan a los mil metros sobre el nivel del mar.
Bartolomé Rodríguez López ha vivido toda una vida al lado de ésta impresionante roca de “Montaña Las Tierras”, con su típico restaurante-tagoror (conocido internacionalmente por “la Cueva de Bartolo”). Asimismo ha sido una persona galardonado por la mayoría de las instituciones municipales de Gran Canaria y archipiélago, Cabildos y Gobierno Canario y Central, donde en 1.990 recibió la medalla al Mérito Turístico por el Ministerio de Transporte, Turismo y Comunicaciones en Madrid, por sus méritos en pro del turismo. Asimismo importantes personalidades del mundo cultural, político y científico, sin contar los millares de turistas que visitan éste lugar de procedencia de las islas, España, Europa y América, han sabido valorar la extraordinaria vida de Bartolomé Rodríguez López, por haber hecho de éste hermoso lugar un precedente de nuestra gastronomía, nuestra cultura y por encima de todo de nuestra antiquísima e inédita historia aborigen, engrandeciendo al mismo tiempo la fama de éste paraíso natural del barranco de Guayadeque y los municipios de Ingenio y Agüímes respectivamente.
Bartolomé Rodríguez López, consciente en la petición de millares de visitantes, ha editado un libro en tres idiomas donde versa la inédita historia de su vida (documentada y con numerosas fotografías)en ésta mole rocosa que con su esfuerzo y sacrificio ha contribuido de una manera especial al engrandecimiento de éste gran valle-barranco dándole al visitante bienestar, relax y la satisfacción de saborear los productos típicos canarios al tiempo que contemplan las impresionantes vistas geológicas-volcánicas del barranco de Guayadeque.